sábado, 3 de abril de 2010

Mi cronopio

De las gradas, baja corriendo. Saludando al sol con un gesto. Recordando de reojo a la luna. El mio no es verde. Que aburrido dijo, y en seguida fue a buscar pintura, se volvio morado. Pense en mi interior, será por mi insistencia de amar a la madre iglesia. Vio mis ojos, Es porque quiero, replicó. Y brinco de un salto esa cosa húmeda algo afelpadita y morada. Me siento a observarlo, como embobada. Ha empezado a juguetear con un recuerdo, y al instante su coloración morada se vuelve amarilla. Esto le pasa siempre, cuando es un recuerdo triste. Pero no temo. Una intoxicación del momento, mientras refunfuña: todo pasa. Nada es para siempre, la primavera siempre vuelve. Vuelve a corretear mas recuerdos y nostalgias. !Ah! y cuando mira una alegría, a penas la divisa y sale tras de ella, la caza y brinca. Es todo un espectáculo. Sonrió. Pero algo me preocupa. Ha pasado por tanto, mi cronopio. Se ha metido en la cabeza hacer bailar a las famas y de darle alegría a las esperanzas. En este afan ha salido lastimado y han habido veces donde una hemorragia interna y externa ha sido difícil curar. Y es un asco ver a un globito desinflándose y al momento un liquido ligoso ensucia todo el lugar. Sé que aún se desinfla fácilmente. Pero se recupera, más rápido de lo que puedo recordar, porque al dormir sueña con volverse a inflar y con eso, ya está. Sale de casa, tal vez a un viaje o para trabajar en alguna fabrica de mangueras, invente alguna teoria rara, o sea locutor. En fin. Todo aquello puede sucederle a cualquier cronopio.

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