no existías en mi mundo,
desconocidos era tu alma,
eran tus ojos..
eras tú.
Al principio dormía,
entre promesas incumplidas,
heridas amargas,
y una que otra apatía.
Te formaste sin creador,
en mi mundo de seres,
sin modelo ni barro,
sólo tú y tus ideas.
Te formé y te formaste,
acá dentro,
como sombra tras mi sueños,
y ahora tengo miedo
de darte un poco más
y ceder un poco menos,
de abrirte mis heridas
y desahogarme en tu silencio.